Aunque los avances logrados durante el primer año de gestión de Javier Milei son contundentes y la economía, tras varios meses de fuerte recesión, está mostrando señales de recuperación, el 2025 no está exento de riesgos. La economía global plantea importantes desafíos y la Argentina aún no terminó de resolver su política cambiaria, con reservas netas que se mantienen en terreno negativo y un cepo que todavía el Gobierno no quiere soltar por temor a una desestabilización del plan que viene llevando a cabo, con éxito, desde que asumió.
«Es imposible pensar escenarios para 2025 sin incluir las incertidumbres que hoy muestra la economía global; desde los eventos fiscales y cambiarios en Brasil y el deprimido precio de la soja, a las modificaciones que Trump prometió que introduciría en aranceles, políticas inmigratorias y fiscales», planteó la consultora Abeceb en un reciente informe enviado a sus clientes.
Tal como lo mencionó el propio jefe de Estado en su discurso por su primer aniversario, el crecimiento y la consolidación de los avances en la macroeconomía van a tener prioridad en la agenda de política económica, pero desde la firma que dirige Dante Sica observan que “hay riesgos que subsisten debido a la escasez de reservas y de instrumentos para gestionar las políticas fiscal, monetaria y cambiaria”.
“Los shocks externos están siempre en la mira de los mercados emergentes por la dependencia de los flujos de capital, y también porque en muchos países las exportaciones tienen un componente importante de commodities, con precios que se caracterizan por su elevada volatilidad. Esto es hoy particularmente relevante debido a la mayor incertidumbre global”, señala el documento al que accedió Infobae.
1) Situación económica en Brasil
El principal socio comercial de la Argentina tuvo una caída cercana al 25% en el valor de su moneda durante el 2024, mientras la tasa de interés de referencia fue llevada al 12,25% con perspectiva alcista. Según el informe, el apetito por riesgo brasileño se resintió sensiblemente, ya que a pesar del incremento de la tasa de interés, el Banco Central tuvo que intervenir con US$ 17.000 millones para evitar que el real se hundiera aún más. Las perspectivas en Brasil son que las tasas de interés suban y el crecimiento caiga al 2% en 2025.
La depreciación del real juega a favor de un saldo comercial más favorable a Brasil al aumentar la competitividad brasileña, y ocurre lo mismo con el saldo de turismo bilateral. Cuando la demanda interna de un país se debilita, la reacción es tratar de colocar saldos excedentes en el exterior. “Esto se facilitará para Brasil en 2025 si la Argentina crece como se espera y lo hace con un peso más apreciado”, remarcó Abeceb. De hecho, ya está habiendo mayores importaciones desde el vecino país, lo que pone en alerta al sector empresario nacional.
2) El impacto de las medidas de Trump
Trump anticipó tres iniciativas fuertes. La primera es que podría colocar aranceles a México, Canadá, China e, incluso, Europa; la segunda es que seguiría reduciendo impuestos, continuando lo que empezó en 2017, hasta llevar el impuesto corporativo al 15% y, la tercera, es que podría expulsar a 11 millones de indocumentados.
“Si esto lo llevara a la práctica, las rebajas de impuestos aumentarían la demanda agregada privada al tiempo que los aranceles y la expulsión de trabajadores reducirían la oferta. Estas medidas tendrían tres consecuencias inmediatas: habría presiones inflacionarias y se elevarían el déficit fiscal y la deuda pública, que son ya muy elevados. La tasa de interés también debería mantenerse alta para atraer el flujo de ahorro del resto del mundo que se necesitaría para seguir financiando el déficit”, indicó el informe.
Y agregó que desde la perspectiva de la Argentina, “un dólar apreciado con tasas de interés elevadas implica precios de las commodities deprimidos y flujos menores de capital hacia emergentes. Además, como la Argentina tiene su moneda pegada al dólar vía el crawling, una apreciación del dólar implicaría, también, una apreciación del peso frente a economías que pueden utilizar la flotación cambiaria como instrumento de adaptación a shocks externos”.
La expectativa es que el aporte de la energía, importante en 2024, va a ser aún mayor este año. Se espera un superávit de USD 8.000 millones, que prácticamente duplicará el de 2024 y “será muy valioso para suavizar la restricción externa en un 2025 en que las importaciones van a recibir un fuerte impulso por tres vías: reducción de impuesto país y apertura; mayor actividad económica y apreciación del peso con un real depreciado”.
Sin embargo, los mercados de futuro ya anticipan precios de la soja que, en parte, van a erosionar el aporte energético. Según las estimaciones de la consultora, en cereales y oleaginosas se podrían perder entre USD 500 y USD 1400 millones en el escenario más pesimista, a pesar de la buena cosecha esperada.
3) Instrumentos acotados para amortiguar el impacto de los shocks
“La incertidumbre global y regional es particularmente desafiante para la Argentina porque en un contexto en que aún no se ha completado totalmente la estabilización macro, son acotados los instrumentos de que dispone para amortiguar el impacto de shocks”, dice Abeceb, al tiempo que se refiere a las “reservas netas del BCRA aún en terreno negativo” y el hecho de que “aún falta algún recorrido para lograr los niveles deseados de fluidez para acceder a los mercados globales de crédito”.
Si bien el blanqueo ayudó a flexibilizar la brecha externa en 2024, “se trata de una fuente transitoria de amortiguación de shocks debido a que la demanda de dólares para atesorar se eleva en situaciones de tensión externa, como se ve en la evolución de la brecha cambiaria”.
Aunque desde la consultora afirman que el impacto negativo de un shock también puede mitigarse a través de variaciones en el tipo de cambio, en la Argentina este mecanismo tampoco estaría disponible en 2025 porque el tipo de cambio será utilizado como ancla nominal. En este sentido, las señales del gobierno son claras: las autoridades anticiparon que el crawling se va a reducir (probablemente al 1% desde febrero) si la inflación se mantiene en el entorno del 2% mensual, aún en un contexto de mayores presiones externas.
Destaca la firma la caída del riesgo país durante diciembre, lo que sugiere que se incrementó la probabilidad que el mercado le asigna a un escenario en el que el gobierno consigue el financiamiento en dólares que necesitará en 2025 (REPO, acuerdo con el FMI), pero a la vez advierte que los vaivenes registrados de los últimos días hábiles de 2024, “como la pérdida de reservas que sufrió el Central y el ensanchamiento de la brecha cambiaria sugieren que no se pueden descartar remesones de volatilidad por la escasez de instrumentos para amortizar shocks externos”.