Nuevas generaciones de narcos. Jóvenes de clase media, que viven en countries y se mueven como fantasmas

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ROSARIO.– Jóvenes de sectores medios. Algunos, educados en colegios privados. De gustos refinados, incluso extravagantes, conforman el nuevo perfil de los narcos que aspiran a dominar el negocio criminal local.

La detención de Lisandro Contreras en el country San Sebastián, de Pilar, provincia de Buenos Aires, exhibió cómo se mueven estos nuevos personajes, con perfiles distintos de los de sus antecesores en la geografía criminal, como Los Monos, nacidos y criados en la periferia marginal de la que nunca quisieron salir, porque ese contexto generaba lealtades sólidas y, de alguna manera, también les daba protección.

A Licha supuestamente lo buscaban desde hacía tiempo. Pero era llamativa la manera en la que se escabullía. En noviembre pasado, efectivos de la Tropa de Operaciones Especiales llegaron hasta una casa en Granadero Baigorria, donde supuestamente se escondía, y estaba vacía. Pero la comida estaba caliente y el aire acondicionado encendido, lo que hacía sospechar que alguien le había avisado poco antes que irían a buscarlo. La sospecha es que Contreras gozaba de protección policial.

Ese rasgo parecía que lo llevaría a esquivar el destino habitual de los jefes criminales de Rosario: la cárcel o el cementerio. Su nombre estaba fuera de los radares de la Justicia hasta el 9 de noviembre pasado, cuando Andrés “Pillín” Bracamonte fue asesinado,

«Pillín» Bracamonte, barra de Central que fue asesinadox

El exjefe de la barra brava de Rosario Central había puesto a Contreras en la lista de quienes planeaban matarlo, según lo reveló a los investigadores judiciales. Pillín había sido blanco de un ataque a balazos el 9 de agosto pasado en el parque Alem, después del clásico entre Rosario Central y Newell’s. Tres meses después fue acribillado cuando iba en una camioneta con su histórico ladero, Ricardo Attardo, a tres cuadras del Gigante de Arroyito.

En las dos charlas que mantuvo con este cronista, el 13 de agosto y el 23 de octubre últimos, Bracamonte no mencionó a Contreras, y sí a la banda de Los Menores y a Matías Gazzani, de quien dijo que gozaba de protección, ya que se movía en un Mercedes Benz por Rosario y por Buenos Aires y nadie lo podía detener.

La duda que quedó flotando tras su muerte es si manejaba información errónea o si en realidad se refería a Contreras, a quien sí habría mencionado ante los investigadores del Ministerio Público de la Acusación (MPA). Aún no hay ninguna pista que ligue a este joven con el asesinato de Pillín y del Rana Attardo.

Antes del crimen de Bracamonte, Licha –o Limón, como también apodan a Contreras– era un fantasma. Fue imputado por la fiscal Georgina Pairola, que realizó una amplia investigación en la que vinculó a Contreras con tres sectores disidentes de Los Monos, uno liderado por Leandro Vilches y otro por Pablo Nicolás Camino y Rodolfo Masini; todos ellos están presos. El barra asesinado también advirtió que este sector criminal tiene relación con la banda de Los Menores, del barrio 7 de Septiembre.

Fue asesinado Pillín Bracamonte, jefe de la barra de Rosario Central. Bracamonte fue baleado después del partido entre Central y San Lorenzo, en un hecho en el que también perdió la vida el Rana Atardo, número dos de la barra.

El único que estaba en libertad era Contreras, que vivía desde fines de 2022 en el country San Sebastián, de Pilar. En ese lugar con lagunas y coipos que pasean por los lotes, Licha había fijado su domicilio porque estaba en libertad condicional; allí alquiló una casa y pagó seis meses por anticipado. Ahí lo arrestó la Policía Federal el 7 de diciembre.

Lo acusan de ser el jefe de una asociación ilícita que está compuesta por otros miembros de Los Monos –Vilches, Camino y Masini– que se habrían abierto de la línea fundadora de Máximo Ariel Cantero, alias Guille, preso en Marcos Paz.

La extensa imputación contra Licha no logró definir con claridad cuáles eran las maniobras delictivas que llevaba adelante. Queda en el aire la sospecha de que podría tratarse de un joven que tenía habilidades para manejar el dinero narco –pues no aparecen vínculos con episodios violentos ligados directamente a él– y que contaba con protección de sectores de la policía que le suministraban información calificada.

Conexiones fundamentales

En ese capítulo aparece Jonatan Garraza, suboficial de la policía, como un punto clave. Este hombre se encuentra actualmente prófugo. La fiscal Pairola señaló también que Alexis Romero, uno de los integrantes de esta organización, reenviaba con su teléfono celular información sobre allanamientos y operativos policiales que se iban a realizar.

Lo extraño es que el sobrenombre de Contreras empezó a ser visible en mensajes que aparecieron en balaceras en Rosario. Son los integrantes de la banda de Los Monos ligados a Guille los que primero lo pusieron en evidencia, lo que hace suponer a los investigadores que hay una grieta en ese clan criminal.

El 29 de julio de 2023 balearon la subcomisaría 26ª en Villa Gobernador Gálvez, y en la puerta dejaron una nota. Los textos, con errores gramaticales, escondían mensajes más profundos. “Erik Masini dejá de batir la cana. Vos, el Licha, de Donado, que está en Funes, igual que Matías Gassani dejen de batirla con la AIC [Agencia de Investigación Criminal] para confinar a los pibes. Ya ni orgullo tienen de mafia, quebrados, viven pagando en Rawson. Dejen de batirla en Crónica… decile al chaqueño Fabio Jiménez, Leandro Vilches, Nico Camino, Andi Benítez que se paren de mano sin batirla ni matar gente inocente y sin la policía, vigilantes”.

Durante varios meses, en sucesivos ataques a balazos, como ocurrió en la sede de la Policía de Investigaciones y en estaciones de servicio, entre otros, aparecieron mensajes que hacían referencia a esta célula criminal que “operaba” desde la cárcel de Rawson y era un desprendimiento de Los Monos. Las balas solo eran la atracción para hacer visibles los mensajes en los medios de prensa y dejar expuestos los nombres de los rivales. Se sospecha que el trasfondo es el manejo de la venta de drogas y otros negocios ilegales.

En un primer momento, el nombre de Contreras quedó al descubierto por esta tensión intestina en la banda de Los Monos, y luego por el crimen de Bracamonte. No aparece en ninguna investigación policial o judicial. Es el propio crimen organizado el que “juega”, lo que resulta peligroso si eso después se traslada a lo institucional.

La sospecha de la fiscal Pairola es que Contreras contaba con protección policial, y que eso le garantizaba cierta inmunidad. A partir del ataque a balazos a la subcomisaría 26a. de Villa Gobernador Gálvez, los investigadores encontraron que Contreras tenía un vínculo con un agente de la exAIC que se hacía llamar Jonatan Gavia. En realidad, era Jonatan Garraza, actualmente prófugo.

El 13 de noviembre pasado este suboficial protagonizó un episodio extraño. Los agentes de la Tropa de Operaciones Especiales (TOE) lo confundieron con Contreras. El policía se movía en un Audi A1 y había ido a visitar, junto con Ramiro Escalante –también prófugo–, a Ornella Dipietri, expareja de Licha.

Los agentes de la TOE pensaron que era Contreras. Los detuvieron por unas horas, pero después los dejaron en libertad. El secuestro del celular de Garraza habría sido clave para detener a Licha en el country San Sebastián, que era el lugar que él mismo había fijado como domicilio cuando le otorgaron la libertad condicional, aunque la policía provincial nunca lo fue a buscar ahí.

La extensa imputación con decenas de nombres y episodios colaterales no basta para construir un perfil claro de Contreras. Para gestionar su libertad condicional por una condena a seis años y diez meses de prisión por robo calificado, en 2015, este hombre de 30 años declaró que tenía ingresos por trabajar en la empresa Odontotecnicaba S. R. L., creada en mayo de 2023 con sede en Monte Grande, partido de Esteban Echeverría.

Contreras tiene relaciones que llamaron la atención a los investigadores, que aún no pudieron dimensionar cuál sería el objetivo de esos nexos. Una es con Juan Ignacio Suris, a partir de que tiene autorización para conducir una camioneta Volkswagen Amarok Extreme, registrada en agosto de 2023 en Corrientes.

Juan Ignacio SurisArchivo

Juan Ignacio Suris, condenado por narcotráfico y exsocio del valijero “K” Leonardo Fariña, fue arrestado en Santa Fe. El asesor financiero –expareja de la vedette uruguaya Mónica Farro– fue sentenciado a seis años de prisión en un juicio abreviado en el que admitió haber integrado una banda de narcos que operaba en Bahía Blanca.

Suris fue condenado también por tener una usina de facturas truchas en esa ciudad del sur bonaerense. Su segunda detención se produjo en noviembre de 2023 en Esperanza, Santa Fe. Más allá de la camioneta se presume que Contreras tenía una relación funcional con este hombre, aunque el objetivo de ese lazo es todavía opaco. En los peritajes de teléfonos apareció que integrantes de la banda viajaron a Bahía Blanca, donde Suris tenía su base.

Licha Contreras también se movía en el country San Sebastián con un Mercedes GLE400 Matic y un BMW M3. En este auto viajó a Pinamar en octubre de 2023 junto con otros miembros de la organización, entre ellos, el policía Garraza, Matías Gazzani y Enzo Benítez, todos prófugos de la Justicia.

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