3 frutas nativas que podés cultivar en casa para descubrir nuevos sabores

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Las plantas nativas desempeñan un papel crucial en los ecosistemas y ofrecen múltiples beneficios ambientales, ecológicos y culturales. Y, dentro del universo de las nativas, también hay frutas autóctonas, que no solo son deliciosas, sino que también ayudan a mantener una red ecológica compleja y equilibrada.

A medida que buscamos hacer más sostenibles los cultivos incluyendo plantas nativas, también descubrimos nuevos sabores: los de las frutas autóctonas.

La Passiflora caerulea o mburucuyá es muy decorativa y se puede cultivar fácilmente en jardinesGentileza Romina Galeota Lencina

El ñangapirí, el ubajay y el mburucuyá, son algunas de estas frutas nativas que no sólo aportan un sabor único y exótico, sino que también contribuyen a la conservación de la biodiversidad local.

Se trata de plantas que están adaptadas a las condiciones locales de clima y suelo, lo que las hace más resistentes a enfermedades y plagas específicas de la región, por lo tanto son fáciles de cultivar.

Los frutos de la Eugenia uniflora o ñangapirí son pequeñas cápsulas que contienen semillas de color negro. Su pulpa es suave, dulce y puede tener una textura jugosa, similar a otras frutas tropicales.Archivo Revista Jardin

Por otra parte, las raíces de las plantas nativas ayudan a estabilizar el suelo, reduciendo la erosión y evitando la pérdida de nutrientes. La cobertura vegetal de las plantas nativas mejora la capacidad del suelo para retener agua, lo que ayuda a prevenir inundaciones y mantiene los niveles de agua en acuíferos subterráneos.

Las plantas nativas están adaptadas a las variaciones estacionales y a los eventos climáticos extremos de su región, lo que las hace más sostenibles en comparación con las especies no autóctonas

“Con el verano llega la época de las frutas de estación y enseguida pensamos en las cerezas, ciruelas y duraznos —enumera Clara Milano, bióloga, magister en ciencias agrarias y creadora de Pampeanas, una empresa dedicada a la producción de nativas—. Esos frutales son nativos de otras partes del mundo, como Asia o Europa.”

En nuestro país también tenemos frutales nativos, comestibles para las personas, pero que aún no son tan cultivados ni conocidos. Algunos de ellos son el ñangapirí (Eugenia uniflora del Noroeste), el ubajay (Hexachlamys edulis, de los ríos del litoral) y mburucuyá (Passiflora caerula), una enredadera que crece en casi todo el país”, enumera Milano.

El ñangapirí es un árbol de tamaño mediano a grande que puede alcanzar hasta 20 metros. Sus hojas son ovaladas, de un verde brillante y tienen una textura coriácea. Produce flores pequeñas y blancas, que se agrupan en racimos y tienen un aroma delicado.

El ñangapirí es un árbol de tamaño mediano a grande que produce flores pequeñas, blancas y con un delicado aroma.Archivo Revista Jardin

Los frutos del ñangapirí son pequeñas cápsulas que contienen semillas de color negro. Pueden ser cosechados cuando están completamente maduros, generalmente cuando cambian de color o se secan. Su pulpa es suave, dulce y puede tener una textura jugosa, similar a otras frutas tropicales.

El ubajay es un arbusto o árbol pequeño apreciado por sus frutos comestibles y su valor ecológico en los ecosistemas naturales. Puede alcanzar alturas de 2 a 5 metros, aunque en condiciones óptimas puede crecer un poco más. Produce flores pequeñas y poco llamativas, que generalmente son de color blanco o verdoso.

Los frutos son bayas redondas que cambian de color desde verde hasta rojo a medida que maduran. Son comestibles y tienen un sabor ligeramente ácido, con una textura jugosa.

Los frutos del ubajay tienen un sabor ligeramente ácido y una textura jugosaGentileza Cesar Massi

El mburucuyá es una planta trepadora nativa de las regiones tropicales y subtropicales de América del Sur. Es famosa por sus frutos exóticos y aromáticos, muy valorados tanto en la cocina como en la coctelería y la medicina tradicional.

La planta es una enredadera perenne que puede alcanzar los 10 metros. Se desarrolla bien en soportes como cercas, enrejados o estructuras similares. Sus hojas son grandes, de forma lobulada de color verde brillante. Son bastante ornamentales y proporcionan una sombra densa.

La flor de la Passiflora caerulea o mburucuyá es muy particular y vistosa, su fruto exótico y aromático es muy valorado en gastronomía.Archivo Revista Jardin

Sus flores son muy llamativas y distintivas, con una estructura compleja y colores que van desde el blanco hasta el morado, con filamentos en forma de corona.

Los frutos son redondeados u ovalados, con una cáscara rugosa que cambia de verde a amarillo cuando está maduro. La pulpa interior es jugosa y contiene numerosas semillas rodeadas de una sustancia gelatinosamente aromática.

LA NACION

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