Natalia Oreiro contó el motivo por el que decidió que Atahualpa, su hijo de 12 años, no pueda usar el celular ni ningún tipo de dispositivo electrónico. La actriz eligió retrasar su implementación hasta que su heredero -junto a Ricardo Mollo– cumpla entre 13 y 14. «Lo voy a intentar retrasar lo más posible».
«Mi hijo no ve pantallas… Hace una vida más feliz. Las pantalla, por default, no es lo que le llega a todos los chicos. Pero no es que porque soy controladora mi hijo no tiene pantallas. Es una búsqueda muy personal. y si me preguntan, digo lo que pienso», comenzó Natalia, invitada a Edición especial, en el streaming de Luzu Tevé.
«No digo que lo que yo pienso sea lo correcto… Pero cuando empezás a buscar información de lo que significa para un menor de edad que todavía no tiene desarrollado el lóbulo frontal y le das un estímulo constante, desde muy pequeño, le generás una adrenalina, un chorro de dopamina«, explicó Oreiro al aire.
«Ellos no saben manejarlo. Y lo que le estás dando, básicamente, es algo que… No tengo miedo de que caiga antipático lo que digo porque es mi decisión. Mucha gente, muchas familias, no saben que eso puede dañar. Cuando a un pibe chico le das pantalla y se la sacas, te lleva 1 o 2 días darle otras alternativas», compartió la actriz.
LA EXPLICACION DE NATI OREIRO SOBRE EL RECHAZO DE QUE SU HIJO USE PANTALLAS
«Cuando el pibe tiene 12 años, te puede llevar 2 semanas. A partir de 14 años te va a llevar 2 meses constantes de que el padre, madre o tutor estén ahí todo el tiempo, siendo el payaso del adolescente. Cuanto más tardes, si te interesa que tu hijo no esté tan adicto a las pantallas y tomes la decisión, más te va a costar», comparó Natalia en etapas.
«No sólo pasa con las pantallas. También pasa con las gaseosas. Darle a un menor un vaso de una gaseosa con azúcar le metés un pico terrible y lo tenés acá arriba (señala su cabeza). Y después chilla porque quiere otro. Y si no sabés que es por eso, se lo volvés a dar. Lo mismo pasa con el chupete electrónico».
«Yo no digo no darle un teléfono pero yo voy a intentar retrasar eso hasta sus 13, 14 años, que es lo recomendable. Porque, en algún momento, cuando viaje solo, se tome el bondi y demás, lo va a necesitar. Y ni siquiera hablo de las redes. Las redes, para un adolescente, son peligrosas. Porque ven que la gente está todo el tiempo juzgándote, opinando sobre tu cuerpo, sobre tu manera de pensar, sobre cómo te vestís», amplió Oreiro.