El editor y jefe de Fotografía de PERFIL, Mariano Solier, falleció este jueves a los 61 años, tras sufrir complicaciones durante una operación. Con profunda tristeza, fue despedido por sus compañeros de la editorial, donde, con la dedicación y el esfuerzo que lo caracterizaba, desarrollaba su labor profesional desde hace tres décadas.
Nacido el 11 de septiembre de 1963 y oriundo de Mar del Plata, Mariano fue un apasionado de la imagen, algo que quedó demostrado no solo por su variada trayectoria de casi 40 años como reportero gráfico, sino también por las distintas publicaciones que compartía en redes sociales, la gran mayoría relacionada con la fotografía. «Era un muy buen fotógrafo, muy elegante en su forma de ver y ser fotógrafo. Y elegante él también, siempre estaba de punta en blanco», lo recuerda Néstor Grassi, fotógrafo en Diario PERFIL, que lo conoció en 1997.
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No se consideraba un artista, prefería ser llamado «pirata del arte», aunque muchas de sus fotos merezcan ser enmarcadas. «Fotoperiodista, especializado en Reportajes, Expediciones, Viajes«, así se describía él mismo en su página de Flickr, donde dejó huellas en distintas partes del mundo de cómo veía la vida a través de su lente: desde el frío patagónico en el glaciar Perito Merino hasta el calor africano de Kenya, pasando por Italia, Colombia, Egipto, entre otros rincones.
Mariano siempre quiso volver al mar
Egresado de la Escuela de Arte Fotográfico, su carrera comenzó en los años 80, cuando se desempeñó como reportero gráfico en periódicos de la Ciudad de Buenos Aires, tales como Diario Popular, La Unión y La Gaceta de Hoy (edición vespertina del Popular), así como para la agencia estadounidense Spectrum Photo, con sede en Los Ángeles, California.
Su talento lo llevó a ser corresponsal de Fotografía en Mar del Plata y Ushuaia para La Nación y Página/12, además de convertirse en el Encargado del Departamento del Diario El Sureño, en Tierra del Fuego. Sumado a esto, durante 1995 realizó colaboraciones con el Diario La Prensa y la agencia estadounidense Mercury Press, de Santa Bárbara, California.
Siempre con la cámara al hombro, entre 2001 y 2005 retomó su actividad como freelance publicando notas y reportajes a nivel regional tanto en medios nacionales e internacionales. Incluso fue enviado especial al África, Europa y Oceanía para revistas relacionadas con la agropecuaria (Chacra), automovilística (Auto Test), expediciones y turismo aventura (Aventura, Biciclub y Desnivel), turismo histórico y clásico (First y Expressions) y deportes extremos (Windsurfer, de Japón, y Funboard, de Italia).
Mariano llegó a Editorial PERFIL a fines de 1995 y formó parte de distintas publicaciones, incluyendo sus tareas como reportero gráfico del Diario PERFIL. Durante sus tres décadas en la redacción, no solo destacó por su profesionalismo, sino también por la generosidad que lo caracterizaba, siempre dispuesto a ayudar a sus compañeros y compartir aunque sea una breve charla en los pasillos.
«Se forjó una amistad bastante fuerte con él, con Norberto Melone y Guillermo Munt. Íbamos a tomar café, a charlar y a compartir. Cuando volví a la editorial en 2007, Mariano fue una de las personas que me dio la bienvenida más calurosa. Él trabajaba como un fotógrafo más del staff del diario y se había formado un grupo donde estaban Enrique Abbate, Marcelo Aballay, Pablo Senarega… Se fue haciendo una amistad bastante más sólida, más profunda», expresó Grassi.
Hoy lo recordamos con respeto y gratitud, porque su talento, su pasión y su legado seguirán vivos en cada foto y en cada colega que tuvo el privilegio de trabajar a su lado.
Hasta siempre, Mariano.
Las fotografías de Mariano Solier, nuestro querido «pirata del arte»
MB/ML