En reiteradas ocasiones nos hemos ocupado del proyecto regulatorio de las ciberapuestas que desde hace meses aguarda que el Senado de la Nación se digne a tratarlo. Cuenta desde noviembre pasado con la media sanción de la Cámara de Diputados, pero nuestros legisladores en la Cámara alta han estado más ocupados en aumentarse sus dietas que en abordar cuestiones urgentes que hacen a la salud pública de la población.
En resumidas cuentas, el texto remitido al Senado fija restricciones para las empresas de ciberapuestas de todo el país, prohibiendo la publicidad, la promoción y el patrocinio de los juegos de azar y las apuestas en línea. Las limitaciones comprenden también a medios gráficos, radiales, televisivos y de cualquier otro tenor, disponibles actualmente o en el futuro, al igual que a otras plataformas, a distintas tecnologías informativas y de comunicación, a la publicidad exterior, la exhibición en indumentaria deportiva, vía pública y espacios privados de uso público. Solo casinos, bingos, hipódromos, casas de apuestas y agencias de lotería tendrán permitida la publicidad de estas actividades en su interior.
Hay mucho dinero de por medio y son demasiados los intereses en juego para que una actividad de tamaña envergadura acepte límites a su operatoria
Las penas previstas varían entre tres y ocho años de prisión para quienes organicen o administren sistemas de captación de juegos de azar sin autorización de la jurisdicción competente.
Finalmente, la Comisión de Salud del Senado se reunió días atrás para abordar el tema de la ludopatía, sobre el que hay 22 proyectos presentados. Presidida por Lucía Corpacci (Unión por la Patria), el debate incluyó también exposiciones sobre el tema de la emergencia hasta 2027 en materia de discapacidad recientemente aprobada en Diputados. Corpacci expresó su preocupación sobre la ludopatía y pidió a los presidentes de las comisiones de Legislación General, Justicia y Asuntos Penales, involucradas también en el tratamiento del proyecto de ley, que trabajen en las iniciativas para poder llegar a una reunión plenaria en condiciones de consensuar entre todos las modificaciones para no demorar el debate.
Las complicidades con el poder político son tan obvias que dan asco
Entre los expositores estuvo Verónica Laplace, presidenta del Consejo Consultivo de Salud Mental y Adicciones, quien destacó que el proyecto de ley de prevención de la ludopatía es un instrumento legal que propone un abordaje a una problemática de salud mental creciente, que es el consumo problemático digital en adolescentes y jóvenes. Miguel Tollo, presidente del Foro de Infancias, criticó que el mensaje publicitario para los adolescentes sea “no jueguen, esto es para adultos”, siendo que ese es el mejor acicate para que los jóvenes hagan lo contrario.
El tema de la ludopatía y las ciberapuestas encierra numerosas aristas. Dudamos de que la mayoría de los legisladores entiendan la importancia y la urgencia que la sanción de la ley tiene para contribuir a frenar un flagelo que avanza descontroladamente. No basta con que prive la sensatez entre ellos para que los consensos aseguren que estas regulaciones se aprueben sin demoras en beneficio principalmente de nuestros niños y jóvenes. El primer obstáculo por sortear es, sin duda, la enorme presión de los lobbies, que vienen exitosamente logrando sus objetivos. Hay mucho dinero de por medio y son demasiados los intereses en juego para que una actividad de tamaña envergadura acepte límites a su operatoria. Las complicidades con el poder político son tan obvias que dan asco. Poco importa el futuro de las jóvenes generaciones. Exijamos responsabilidad y compromiso a nuestros legisladores. Estos juegos no son juegos.