El Alcatraz de los caimanes: la prisión para inmigrantes que despierta polémica en Florida

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Una prisión para inmigrantes en medio de los Everglades ha sido inaugurada con el claro mensaje de disuasión: escapar puede costar la vida. Para hablar sobre este tema, Canal E se comunicó con el periodista Henrik Rehbinder quien comentó que, “lo que se construyó ahí a unos 80 kilómetros al oeste de Miami, es un centro de detención para inmigrantes”.

Conocido como el «Alcatraz de los caimanes», este centro carcelario está emplazado en una vieja pista abandonada y tiene capacidad para albergar entre 3.000 y 5.000 personas.

La referencia a Alcatraz no es casual: se juega con la idea de un entorno natural tan hostil que impide cualquier intento de fuga. “La apuesta es que los caimanes y los pitones y los mosquitos quizás sean los responsables de detener a los inmigrantes”, afirmó Rehbinder.

Cocodrilos como guardianes

El propio presidente Donald Trump justificó la construcción aludiendo a una “seguridad natural”. “Básicamente sean los cocodrilos los que cuiden al escape de los inmigrantes”, citó Rehbinder sobre el argumento presidencial. Esta postura, aunque extrema, refuerza el vínculo con su base política más dura.

Eso funciona bien con la base, con la base dura”, explicó el periodista, destacando que este tipo de acciones apelan a un electorado radicalizado que busca medidas duras contra la inmigración. Sin embargo, también señaló que esta retórica pierde respaldo entre los votantes independientes, que no ven un enfoque selectivo hacia los delincuentes, sino hacia trabajadores indocumentados.

La anécdota del “caníbal” y la narrativa del miedo

En un tono entre el sarcasmo y la advertencia, Rehbinder recordó un episodio contado por la Secretaria de Seguridad Interna, Kristi Noem: “Deportaron a un caníbal inmigrante que cuando subió al avión se empezó a comer los brazos”, dijo ella en un acto público.

Rehbinder aclaró que la historia no fue corroborada, pero se utiliza como símbolo de una narrativa que presenta al inmigrante como amenaza.

Ese es el morbo y esa es la crueldad que está jugando Trump con su base”, denunció, destacando cómo este tipo de discursos refuerzan la satanización de los migrantes.

Elon Musk y la amenaza de deportación

El debate migratorio sumó una figura inesperada: Elon Musk. El empresario sudafricano protagoniza un enfrentamiento directo con Trump, en medio de la discusión por una controvertida ley fiscal. Musk criticó duramente el plan por su falta de sostenibilidad económica y anunció que financiaría campañas contra los senadores que lo apoyen.

La reacción de Trump no se hizo esperar. Según Rehbinder, el presidente insinuó represalias directas: “Qué pasaría si Musk, que es un sudafricano, si se deporta”. Aunque Musk es ciudadano estadounidense, la amenaza apunta más al poder simbólico que real, y forma parte de un juego de poder entre dos figuras con peso nacional.

Un conflicto de egos con impacto político

Musk ya está tocando las fibras íntimas de Trump”, señaló Rehbinder, aludiendo a la fricción personal entre ambos. El periodista explicó que Musk desafía abiertamente la autoridad del presidente y plantea incluso la creación de un nuevo partido.
La amenaza de deportación a Musk, como sudafricano, como estamos viendo acá, es posible”, dijo con ironía, reflejando el clima político cada vez más volátil.

Musk no será presidente, pero sí un actor clave

Consultado sobre una eventual candidatura presidencial de Musk, Rehbinder descartó esa posibilidad: “No, yo te voy a hacer recordar una frase de Henry Kissinger: yo no puedo ser presidente, pero sí rey”. Musk no puede aspirar a la presidencia por su origen, pero su influencia en áreas clave como defensa y tecnología lo convierte en un actor central en el tablero de poder estadounidense.

A través de su empresa SpaceX, provee servicios estratégicos al gobierno, lo que limita incluso las posibles represalias políticas.

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