Julieta Ortega no se guardó nada y dejó a todos con la boca abierta durante una entrevista en Radio con Vos. En una charla relajada con Ernesto Tenembaum, la actriz habló de vínculos, de cómo cambió su mirada sobre la intimidad con el paso de los años y, sin tapujos, reveló cuál fue la mejor noche de sexo de su vida.
Con su característico estilo frontal, Ortega aseguró que “el sexo se pone mejor con la edad, sobre todo cuando hay confianza y afecto”, pero sorprendió cuando relató un episodio que definió como único: “Hubo una sola noche de amor que fue extraordinaria, con una persona pública que no vive en el país».
«No sé cómo se dio ese milagro, pero fue extraordinario. Era como un experto en el sexo ese hombre” expresó la actriz que reveló el drama familiar que vive con sus padres. Si bien eligió mantener la identidad en secreto, el misterio no hizo más que aumentar la curiosidad de todo el público que la escucho.
Más allá de la anécdota, Julieta, que le salvó la vida a Ana Paula Dutil, reflexionó sobre lo difícil que es sostener una relación a largo plazo: “Emparejarse es un asunto muy complicado, casi un milagro cuando funciona. Con la edad, no te bancás nada. La vida está bien así, yo hace mucho que estoy soltera y cada vez con la mecha más corta”.
También contó que se animó a probar aplicaciones de citas, aunque la experiencia no resultó del todo positiva: “Estuve y me deprimió un poco. Ahora estoy en otra que es peor porque es internacional, tenés que pagar un montón de plata y te tienen que aceptar. Ves gente espléndida en Tokio, New York o Londres… al pedo total».
Y terminó: «Igual no me voy porque no puedo creer que me aceptaran”. El testimonio, cargado de humor y sinceridad, mostró a una Julieta Ortega libre de prejuicios, que asume con naturalidad su soltería y reivindica el derecho a disfrutar de los vínculos sin ataduras.
“Cada tanto conozco a alguien que me gusta, pero no proyecto una relación”, remató, dejando muy en claro que para ella la felicidad no depende de los moldes tradicionales, sino de la autenticidad con la que se viva cada encuentro.