EEUU y China: la pelea de dos gigantes por el comercio mundial

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“Ya no queda ninguna duda, los aranceles que aplica Donald Trump son un arma geopolítica y China es el enemigo”, señalan fuentes diplomáticas tras la decisión del presidente estadounidense de volver a elevar las tarifas para las importaciones del gigante asiático al tiempo que suspendió los “aranceles recíprocos” sobre otros países.

«Por el contrario, y considerando que más de 75 países han llamado a representantes de Estados Unidos, y que estos países no han tomado represalias de ninguna manera contra Estados Unidos, a instancias mías, he autorizado una PAUSA de 90 días y un arancel recíproco sustancialmente reducido durante este período, del 10%, también con efecto inmediato», publicó Trump en redes sociales.

En medio de la batalla, la administración republicana celebró la decisión del gigante de la fabricación de chips Taiwán Semiconductor Manufacturing Co. que planea invertir u$s100.000 millones en EEUU, según dijo Trump, además de los u$s65.000 millones en inversiones que la compañía había anunciado previamente

Retroceso

En las dos últimas décadas los Estados Unidos cedieron a China el liderazgo en el comercio mundial de mercancías, según un estudio de Ehsan Soltani publicado en el sitio Visual Capitalist.

En el año 2000, el comercio estadounidense ascendió a u$s2 billones, más de cuatro veces los u$s474.000 millones de China. En aquel entonces, China era el principal socio comercial de tan solo unos pocos países, entre ellos Cuba, Irán, Libia, Myanmar, Mongolia, Corea del Norte, Omán, Sudán, Tanzania y Vietnam.

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Entre 2000 y 2024, el comercio de Estados Unidos aumentó 167% -una tasa de crecimiento anual compuesta del 4,2%-, mientras que el comercio de China subió un 1.200% -11,3% anual-, superando al de Estados Unidos en 2012.

En 2024, el comercio total alcanzó los u$s5,3 billones para EEUU y los u$s6,2 billones para China -un 17% más-.

China es ahora el socio comercial dominante de la mayor parte de Asia, Europa del Este, Oriente Medio, Oceanía, América del Sur y África.

De cara al futuro, el informe espera que el gigante asiático siga profundizando sus relaciones con los mercados emergentes, importando combustibles, minerales y productos agrícolas y exportando productos manufacturados.

Juegos

“Lo que pretende Trump es distanciar a China de Rusia porque la alianza entre estos dos países es la alianza energía-producción, es en definitiva la que va a prevalecer”, según analistas internacionales.

Agregan al respecto que además de la seguidilla de subas de aranceles entre los EEUU y China, el conflicto se traslada a otras esferas. Así, los chinos están vendiendo Bonos del Tesoro norteamericano -activo en el que tienen invertida buena parte de sus reservas-.

“El partido no termina acá ni mucho menos. Este recién es el comienzo”, evalúan. En este sentido, marcan diferencias entre las estrategias del presidente Trump y su par Xi Jinping. Explican: “En Occidente se juega al ajedrez y Trump sigue esta lógica comiendo piezas para tratar de ganar la partida, en cambio los chinos practican Go, un juego de posicionamiento en el que se busca rodear al enemigo. Los chinos van a apostar por el largo plazo y tienen con que ganar, porque disponen de un gran mercado interno, además de haber conquistado buena parte de Europa y Asia”.

Reacción

La estrategia china también contempla observar las reacciones que las políticas del líder republicano están provocando en los EEUU. En este sentido, no pasó desapercibido una publicación que hizo en redes sociales William Ackman, un multimillonario estadounidense gestor de fondos de cobertura fundador de Pershing Square Capital Management, que respaldó a Trump en las elecciones presidenciales de 2024.

“Los rendimientos de los bonos están al alza y el dólar está depreciándose. Estos no son indicadores de una política monetaria exitosa”, sostuvo. A continuación, puntualizó que estaba recibiendo una cantidad cada vez mayor de correos electrónicos de pequeñas empresas con las que hace negocios o ha invertido que expresan su temor por no poder trasladar el aumento de costos a sus clientes que implica la política arancelaria y sufrirán consecuencias gravemente negativas”.

Ackman pone como ejemplo una startup que elabora café fríoque se queja por el aumento del 50% en el costo de las botellas de vidrio (procedentes de China), la suba de 26% en el costo del chai (procedente de la India) y del 10% en el costo del café (procedente de Etiopía, Perú y Canadá).

Y agrega que “Lo que resulta particularmente preocupante es la repentina y generalizada inclusión del café y el té en los aranceles estadounidenses, lo que revierte un precedente de larga data que se remonta al Arancel McKinley de 1890, que eliminó los aranceles sobre estos productos esenciales”.

Justamente al presidente William McKinley se lo conoce como «Tariff man», que aplicó en su tiempo aranceles sobre importaciones del orden del 28% y Trump no se queda muy atrás con un promedio en torno al 24%

Concluye señalando que “a diferencia de muchas industrias, no existe una solución para la relocalización del café. Estados Unidos simplemente no cultiva café a escala comercial, y la producción nacional de té es prácticamente inexistente. No existe una alternativa nacional viable ni a corto ni a largo plazo”.

Esta disputa que tiene al mundo como espectador no es inocua. Un informe de la FED de 2018 estimó que para EEUU un incremento del 1% en los aranceles reduce el PBI en un 0,14%. Si la suba efectiva de los aranceles se ubicase en 19%-20%, el impacto podría rondar en una contracción del 2,8% del PBI y un aumento de hasta 1,5% en la inflación en los próximos 24-32 meses.

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