Fueron unos 14 familiares y amigos los que viajaron a Buzios para presenciar el juicio en el que Carlos José de França (33) se enfrentaría a una pena de 30 años de cárcel por el femicidio de Florencia Aranguren (31), una argentina asesinada en Buzios el 6 de diciembre de 2023.
La audiencia estaba citada para las 10 de la mañana en el Fórum da Comarca de Armação dos Búzios, en Brasil. Demorados, empezó a las 11.45 y la primera declarar fue Mariana Aranguren (35) que describió la vida de su hermana, que era artista y se dedicaba a trabajar de bartender.
Además, explicó que había llegado a Buzios tres días antes del crimen junto a su perro «Tronco» con la intención de instalarse durante seis meses en el país hasta que tramitara la ciudadanía italiana y regresar a Europa.
Durante el juicio declararon unas 8 personas, entre familiares de Florencia, policías y hasta el dueño del condominio en el que se hospedaba Carlos José de França. Ese testigo fue el que lo vio lavando una camisa ensangrentada y repitiendo «no lo voy a hacer más» en una crisis nerviosa.
El imputado decidió declarar y negó los hechos. «Habló como un psicópata, dijo mentiras que no tenían conexión con las puebas o los testigos. Él no podia explicar nada, por ejemplo por qué estaba su ADN en las uñas de Florencia», dijo a Clarín Roberto, el cuñado de la víctima, mientras esperaban que delibere el jurado.
En sus últimas palabras dijo: «Yo no fui, no la conozco. Me atacaron, me quisieron robar», lo que no se pudo respaldar por ninguna de las pruebas exhibidas en la audiencia.
Además, según describieron los familiares de Florencia a Clarín, los testigos repasaron la actitud de «Tronco», el perro de la víctima que «estaba tranquilo al lado de Flor y cuando lo vio al asesino le empezó a ladrar, con miedo, y los testigos decían que lo quería atacar».
La familia de Florencia delegó la representación en la fiscalía y vio el juicio desde el público. Los fiscales se sentaron junto al juez frente a la audiencia y de un lado los siete jurados. Del otro, el asesino junto a su defensa.
«Lo veías como un psicópata, un tipo frío armando un relato que no coincidía con nada», describieron.
Alrededor de las 15 el tribunal llamó a un cuarto intermedio para que delibere el jurado y volvieron a citar al público a las 16.30.
En Buenos Aires, familiares y amigos de Florencia se reunieron frente a la Embajada de Brasil, en el edificio de Cancillería, en Cerrito al 1300, para exigir justicia por el crimen de la joven.
El caso
«Esto era un sendero que da a una playa, muy rodeado de naturaleza. Fue a las 7 de la mañana, mi hermana estaba paseando a su perro. La encontraron a las 8 y enseguida lo detuvieron a él en una posada, todo manchado de sangre, lavándose la camisa en una canilla. Justo era un lugar descampado, había una persona ensangrentada y fue el dueño de la posada el que llamó a la policía porque le pareció sospechoso», explicó a Clarín Mariana Aranguren, la hermana de Florencia.
«Tronco» fue una pieza clave en la vida de Florencia pero también para detener a su asesino. La joven ya había vivido en España, donde trabajaba como bar tender pero había regresado a Buenos Aires para visitar a su familia y para terminar el trámite de la ciudadanía italiana. Por esa demora y para acompañar a su papá en su cumpleaños 80, había decido instalarse en Brasil, «más cerca de Argentina» por unos meses para luego instalarse definitivamente en Europa, siempre acompañada de su mascota.
Carlos José de França (33) tenía que estar preso: había sido condenado por el Tribunal de Pernambuco a 15 años de prisión por la violación y el robo a una adolescente en el norte de Brasil. La Justicia lo benefició con la libertad anticipada pero volvió a atacar, intentó abusar de Florencia y la asesinó. Su condena terminaba en 2028 pero estaba en libertad condicional.
«Gracias a esa liberación por buena conducta hubo otra víctima, ahora se llevó una vida. Lo único que pedimos es que hagan algo porque realmente este asesino es una amenaza para el resto de la sociedad», pidió Mariana Aranguren, la hermana mayor de Florencia.
MG