Era de madrugada cuando una ambulancia del SIEN llegó de urgencia al hospital Castro Rendón. En la camilla, una mujer con una herida punzante en el cuello intentaba hablar. Apenas pudo, le dijo a la médica de guardia: «Es más de lo mismo». Su agresor era su expareja, el mismo hombre que años atrás había intentado matarla.
Este lunes comenzó el juicio por jurados contra Claudio Eduardo Calfuqueo, acusado de intentar asesinarla dos veces en su casa del barrio Almafuerte II de Neuquén. La primera fue en 2016, cuando ingresó de madrugada y trató de asfixiarla con un cinturón. La causa fue archivada. La segunda ocurrió en enero de 2024, cuando le clavó un cuchillo en el cuello. En ambas oportunidades, tenía una orden judicial que le prohibía acercarse. No hubo custodia policial.
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El relato del fiscal y la estrategia de la defensa
El fiscal jefe Agustín García detalló que Calfuqueo y la víctima fueron pareja por 20 años, tiempo en el que el acusado ejerció violencia física y psicológica constante: golpes de puño, patadas, insultos y control extremo. En uno de los ataques, le arrancó dientes de un golpe.
Sobre la noche del intento de femicidio de 2024, el fiscal remarcó que la mujer se salvó porque resistió y porque los vecinos, al escuchar los gritos, tiraron piedras al techo. También advirtió que el ataque fue dirigido a una zona vital y que, de haber sido más profundo, habría sido letal.
Por su parte, el defensor Carlos Fernández minimizó el hecho, señalando que la relación era «conflictiva» y de «ida y vuelta». También cuestionó el accionar de la Justicia de Familia por no haberle dado a la víctima un botón antipánico, ni al acusado una tobillera electrónica. Además, intentó relativizar la gravedad de la herida, diciendo que «no puso en riesgo su vida».
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El acusado intentó desviar la información
Tras el ataque, Calfuqueo se entregó a la Policía con otra versión: afirmó que la mujer se había autolesionado y que él quería hacer una contradenuncia. Una agente que lo interceptó declaró que tenía olor a alcohol y que su ropa no presentaba signos de haber estado en una pelea. En cambio, en la escena del crimen había sangre y signos de forcejeo.
En la vivienda de la víctima, una perito judicial encontró dos cuchillos, uno de ellos afuera de la casa. También detectó rastros de puertas forzadas, lo que refuerza la hipótesis de un ataque planificado.
¿Qué decidirá el jurado?
El jurado popular deberá definir si Calfuqueo es culpable de homicidio doblemente agravado en grado de tentativa: por el vínculo con la víctima y por la violencia de género. También enfrenta cargos por desobediencia a una orden judicial y violación de domicilio.